7 de enero de 2011

María Negroni: "Las literaturas gótica y fantástica, como la poesía, son conjeturales, tentativas, no intentan imponer certezas"

 Nacida en Rosario, Argentina, la poetisa, novelista y ensayista María Negroni (1951) se doctoró en Literatura Latinoamericana en la Columbia University de Nueva York y actualmente dicta esa cátedra en el Sarah Lawrence College de la misma ciudad. Ha publicado "De tanto desolar", "La jaula bajo el trapo", "El viaje de la noche", "La ineptitud", "Diario extranjero", "Islandia" y "Andanza" (poesía); "El sueño de Ursula" y "La anunciación" (novelas); "Ciudad gótica", "Museo negro", "El testigo lúcido" y "Galería fantástica" (ensayos); y "Buenos Aires tour", un libro-objeto en colaboración con el artista plástico argentino Jorge Macchi (1963). Ha traducido, entre otros poetas, a los franceses Louise Labé (1525-1566), Georges Bataille (1897-1962), Valentine Penrose (1898-1972) y Bernard Noël (1930), y al serbio Charles Simic (1938). También ha publicado "La pasión del exilio", una antología de poetisas norteamericanas. En "Galería fantástica", editado en 2009, Negroni analiza relatos de, por ejemplo, Felisberto Hernández (1902-1964), Silvina Ocampo (1903-1994), Julio Cortazar (1914-1984), Alejandra Pizarnik (1936-1972) y Carlos Fuentes (1928), además de pasar revista a algunos films de Michelangelo Antonioni (1912-2007), Alain Resnais (1922) o los hermanos Stephen y Timothy Quay (1947), para postular que la literatura fantástica latinoamericana es una derivación de la literatura gótica. A ambas literaturas -la fantástica y la gótica-, la autora les atribuye la particularidad de encarnar una formar de resistencia "a las cárceles de la razón y del sentido común" y de construir su "propio arsenal de oposición a la moral soleada (y petrificante) del statu quo". A raíz de la publicación en Argentina de este tomo de ensayos, Negroni fue entrevistada por Alejandro Alonso para la revista "Axxón" nº 203 de diciembre de 2009 y, con posterioridad, por Cecilia Boullosa para la revista "Ñ" en su versión digital. Un compendio de ambas entrevistas se ofrece a continuación.


¿Cómo surge el proyecto de Galería Fantástica?

Empieza con la escritura de "Museo Negro" (1999), mi libro sobre el gótico norteamericano y europeo, en donde analizo textos como "The turn of the screw" (Otra vuelta de tuerca) de Henry James, "Frankenstein" y "The picture of Dorian Gray" (El retrato de Dorian Grey). Por esa época tenía una especie de radar para detectar los textos que en América Latina tenían características similares. Leí "Cagliostro" de Huidobro, "Bomarzo" de Manuel Mujica Laínez, y me di cuenta de que los cuentos o relatos latinoamericanos tienen muchos elementos del gótico, que es algo que no había pensado antes. Aparecen muchos motivos repetidos. Están los científicos desmesurados, los artistas, el tema del doble, la relación entre el artista y la creación...

¿En qué radica tu interés por el gótico?

Mi interés por la literatura y la estética góticas tiene que ver con una poética. Creo que el gótico, ya desde sus inicios, representa una insubordinación. Es una grieta en el mundo del orden y la convención. El gótico ensancha el mundo en la medida que abre paso a lo que es suprimido por la razón y la luz. No es casualidad, entonces, que todos los poetas románticos y todos sus continuadores hasta llegar al Surrealismo fueran unos enamorados de la literatura gótica. Porque obviamente la poesía trabaja también con lo nocturno del ser.

Hay elementos del gótico que han trascendido, como el castillo o la figura del vampiro. ¿Por qué siguen fascinando?

El gótico es un género muy armado o, mejor dicho, una temperie con núcleos muy definidos. Hay ciertos motivos que se repiten constantemente. Uno es la morada, que está aislada y para llegar a la cual hay que cruzar siempre un puente que puede ser temporal o espacial, y luego del cual se entra en otra realidad. Otro es la presencia del agua, como elemento que representa el principio de lo femenino o lo maternal. De hecho, lo maternal está tan ausente que termina por estar hiperpresente. Después tenemos la noche, la oscuridad, la sombra. También tenemos la presencia de un crimen. Es un crimen generalmente no muy definido, que no se sabe bien cuando ocurrió ni en qué consiste. Generalmente tiene que ver con algo sexual. Y siempre está atrás, ocurrió antes. También hay personajes que se repiten. El personaje gótico por excelencia es un huérfano: un ser abandonado, marginal, que está fuera de la ley de la sociedad. Muchas veces está complementado por la figura del doble.

La muerte, ¿cómo dialoga con lo gótico?

La muerte es el telón de fondo del gótico. La oscuridad, la noche, son metonimias de la muerte. Es una presencia ausente, no es un tema explícito del gótico, pero está ahí. El gótico muestra los rostros menos comunmente reconocibles de la muerte: el deseo y la sexualidad, por ejemplo, que siempre nos enfrentan a situaciones límites.

En "Galería fantástica" encontramos estos elementos del gótico en la literatura latinoamericana…

Ahí lo que hago es leer lo más interesante de la literatura latinoamericana, que para mí es el Fantástico. Y digo que este Fantástico latinoamericano es una derivación del gótico. Al leer "La invención de Morel" de Bioy Casares, o "Las ruinas circulares" de Borges, o "Continuidad de los parques" de Cortázar, o "Las hortensias" de Felisberto Hernández, o "El impostor" de Silvina Ocampo, para mencionar sólo algunos ejemplos, volvemos a encontrar los elementos del gótico.

¿Cómo está estructurada la obra?

Son varios ensayos. Surgió mientras escribía "Museo negro", había ejemplos del gótico en América Latina, como es el caso de Alejandra Pizarnik con "La condesa sangrienta" o Manuel Mujica Láinez con "Bomarzo". Empecé a darme cuenta de que había más. El libro tiene tres momentos. Al primero lo llamo "Juguetes filosóficos. Réplicas, autómatas, muñecas", donde me detengo en los casos de autómatas, muñecas, dobles. Son figuras que están supuestamente inanimadas y que representan el terror a que lo inanimado se anime, o que lo animado se petrifique. Trabajo con esas figuras esquivas que están a caballo entre lo humano y la máquina. Uno de los ejemplos más inolvidables de creación de estas "muñecas/dobles" figura en "L'Eve future" (La Eva futura). Su autor, Villiers D'Isle-Adam, fue el primer escritor que relata una historia donde un inventor (en este caso Thomas Alva Edison) crea una androida (una mujer-máquina), a la que llamó Hadaly. Le graba una infinita cantidad de discursos; la prepara en un sótano, en un féretro. En América Latina, son imperdibles los relatos de Carlos Fuentes ("Aura"), Felisberto Hernández ("Las hortensias") y Alejandra Pizarnik ("La condesa sangrienta"), entre otros. La segunda parte se llama "El artista imperfecto". Allí analizo la relación entre arte y vida, y representación y realidad. Tomo obras de Bioy Casares ("La invención de Morel"), de Cortázar ("Las babas del diablo"), y también películas como "The piano tuner of earthquakes" (El afinador de terremotos) de los hermanos Quay, "L'année dernière à Marienbad" (El año pasado en Marienbad) de Alain Resnais o "Blow-up" de Antonioni. A la última parte la llamo "La naturaleza fantástica", y ahí entran el gótico "campero" de Silvina Ocampo, las fantasías de Horacio Quiroga, el jardín "fantástico" de Marosa di Giorgio. Y termino con un libro inclasificable de Huidobro, el poeta chileno, que escribió "Cagliostro", una pequeña joya de la imaginación gótica.

Decís que a Silvina Ocampo le cabe el mérito de haber creado el gótico "campero".

¡Claro! En el relato "El impostor" no hay un castillo en Escocia como aparecería en el gótico, pero sí un chacra en el medio del campo que tiene muchas semejanzas. La casa está en ruinas, llena de filtraciones de agua, hay altillos que guardan los recuerdos de los ancestros, la cajita de música. Podría ser un revival de la casa de "Una vuelta de tuerca" de Henry James. Pero además de los motivos repetidos, que aparecen y mucho, lo que verdaderamente me interesa es cierto carácter de resistencia que tienen estas literaturas frente a lo convencional. Ponen todo el tiempo en entredicho, desestabilizan las nociones con las que en general nos acercamos a la realidad, las categorías de tiempo, de espacio, de sujeto. Hay una especie de celebración de un mundo impreciso.

Es como si el gótico y el fantástico ensancharan el mundo.

No, no lo ensanchan, el mundo es ancho; lo recuerdan. Recuerdan que hay una parte oscura, que no sólo tiene que ver con los vampiros y el terror, sino con el mundo del deseo, el mundo de lo no controlable, de lo no articulable. Un mundo que está todo el tiempo tensando desde abajo, como en el relato de Poe, "The fall of the house of Usher" (La caída de la Casa Usher), donde la hermana del protagonista, Lady Madeline, golpea desde abajo, recordando que allí hay algo que está vivo. Generalmente lo que está tensando ahí abajo, lo que está pulsando y latiendo, tiene que ver con lo femenino. No necesariamente con el cuerpo de una mujer, sino con una zona que se le escapa a la palabra, la zona del deseo.

También decís que es la literatura que más se acerca a la poesía. ¿De qué manera lo hace?

Se para en el mismo lugar, en el lugar de lo que no se sabe. No hay poesía desde la certeza, es el género que por antonomasia cuestiona los fundamentos de lo real, desde el momento que cuestiona el instrumento mismo del acercamiento a lo real que es la lengua. No es casualidad que Baudelaire, el primer poeta de la modernidad, fuera traductor de Poe; todos los poetas del surrealismo francés admiraban la literatura gótica: Breton se hizo construir un castillo, que llamaba su castillo estrellado. Las literaturas gótica y fantástica, como la poesía, son conjeturales, tentativas, no intentan imponer certezas, al contrario, miran el mundo con cautela, asombro, perplejidad.

Los relatos que elegiste también están llenos de jardines.

Pero no son jardines edénicos. Son jardines manchados, los jardines después de que Eva mordió la manzana. Están teñidos de la ambición de conocimiento, siempre hay un castigo latente cuando aparece el deseo de conocer. Los jardines del fantástico están cargados de deseo, muerte, sexualidad, temporalidad.

En "Una cripta para la infancia", el análisis del cuento "La muñeca reina" de Carlos Fuentes, decís que en los relatos fantásticos la escritura funciona como un imán. ¿Hacia dónde nos arrastra?

Sí, en muchos relatos aparecen diarios, notas, recortes de diario. Creo que la escritura magnetiza, tiene un conocimiento que nosotros no tenemos. Va más rápido. Cuando uno escribe, escribe cosas que no sabe que sabe. En estos casos, es una escritura que se ha independizado de su productor, que cumple un papel hipnótico. Funciona como una metáfora del deseo, uno camina hacia lo que desea dormido, se va dejando llevar por algo que lo va hipnotizando. La escritura en los relatos fantásticos es como un hilo de Ariadna al revés: no para salir del laberinto, sino para ir hacia el centro de él. El hilo lleva al fondo, a encontrar al Minotauro, no a escaparse de él. Y eso no sólo funciona con el protagonista sino también con el lector, que en el gótico o en el fantástico también avanza hipnotizado. Hay un manejo de la trama y del suspenso que te lleva como dormido; aparte, no nos olvidemos de que en general son mundos nocturnos.

En el fondo hay un crimen, y casi siempre de origen sexual.

Pero a veces no es un crimen literal. La salida de la infancia es un crimen, la entrada al lenguaje es un crimen. Hay muertos y se mueren partes de nosotros, se censuran partes de nosotros, se suturan, se vuelven tabúes, todos estos son como pequeños crímenes, que quedan abajo en la cripta.

¿Cuál es el papel que juega lo femenino?

Yo pienso que cuando algo está ausente, en realidad está hiperpresente. Cuando vos vas al castillo de Drácula no hay una sola mujer, es él con él, pero luego viaja en barcos que se llaman Demeter y Ceres, las diosas de la fertilidad, viaja por el agua. El principio femenino está hiperpresente en estos relatos. Cuando digo principio femenino digo lo que no se entiende, el cuerpo, el paso del tiempo, los cambios, el fluir de la vida, los ciclos, la muerte. Creo que en el gótico y el fantástico es casi lo único que importa, lo más interesante.