23 de julio de 2010

El caso "Lolita". Lo que pasó en Argentina

"Lolita" apareció en la Argentina en 1959 publicado por la misma editorial que editaba la emblemática revista "Sur" que dirigía Victoria Ocampo (1890-1979). La edición, primera en español en el mundo entero, fue secuestrada por orden de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, lo que provocó un sinfín de protestas por parte de la intelectualidad criolla. En el n° 260 de la revista "Sur" de setiembre/octubre de 1959, Eduardo Mallea (1903-1982) escribió: "El prohibir en literatura por úkase estimula los grandes miedos en vez de ayudar a razonar -en todo caso- las inteligentes reprobaciones. Prohibir no enseña nada. Prohibir es desconfiar de los resortes naturales de un rechazo legítimo, si es que el rechazo ha de ser la reacción propia que provoque una obra subalterna por su espíritu o por su letra".
Adolfo Bioy Casares (1914-1999), en una entrada de su diario personal con fecha sábado 25 de julio de 1959, apunta: "Leemos (con Borges) las primeras páginas de 'Lolita' de Nabokov. Yo tendría miedo de leer ese libro (dice Borges). Ha de hacer mucho mal a un escritor. Uno advierte que es imposible escribir de otro modo". Unos meses después, en octubre de 1959, Jorge Luis Borges (1899-1986) escribió "El caso 'Lolita'", un breve artículo que sería recogido en noviembre de 1987 por la revista mexicana "Nexos" y en 1992 aparecería publicado en el nº 505-507 de la revista española "Cuadernos Hispanoamericanos". En él, Borges decía: "No puedo intervenir con eficacia en esta polémica. No he leído el volumen de Nabokov y no pienso leerlo, ya que la longitud del género novelesco no coincide ni con la oscuridad de mis ojos ni con la brevedad de la vida humana. Son contados los libros -'Las mil y una noches', diremos, o el 'Orlando furioso'- de cuya esencia misma es inseparable la longitud, porque nos da la certidumbre de que en sus páginas, podemos perdernos como en un sueño o una música; las muchas páginas, en general, son promesa de tedio y obra de mera rutina. En el prefacio de 'El retrato de Dorian Gray' se niega que un libro pueda ser inmoral, pero en el texto se refiere que Dorian fue envenenado por un libro, como otros por un abanico o por una antorcha. (El apólogo entero, por lo demás, nada significa si no hay leyes morales). Para casi toda la gente, los conceptos de moralidad e inmoralidad se reducen a lo sexual; no se piensa que un libro es inmoral porque enseña crueldad (Hemingway) o vanidad (Baudelaire). Si no me engaño, existe una razón de orden psicológico para que la menos peligrosa de las buenas o malas literaturas sea la pornográfica. En el 'Adonis' de Marino se describen cinco palacios consagrados al goce de los cinco sentidos, pero nuestra memoria es menos rica que los palacios del poeta y sólo es capaz de recrear percepciones auditivas y visuales, pero no el placer o el dolor, de los que apenas sobreviven las circunstancias. De ahí procede la ineficacia de los infiernos literarios, que prodigan vanamente lagos de fuego y montes de afilados cuchillos, de ahí también la de las escrituras eróticas. Su mejor instrumento es la sugestión; harto mas vivido que el 'blanc couple nageur' de Mallarmé es el 'but ye loveres, that bathen in gladnesse' de Chaucer. En cuanto a la censura, entiendo que las autoridades municipales no deben usurpar esta función del Poder Judicial".
En el ejemplar de la revista "Sur" antes mencionado, sus editores también se ocuparon del caso "Lolita": "Con motivo del decreto de la Municipalidad de Buenos Aires que califica de 'inmoral' la novela 'Lolita' de Vladimir Nabokov, editada por nuestra Editorial, y que determinó el secuestro de dicha novela, publicamos varios juicios de autores extranjeros sobre la obra. Agregamos, asimismo, las declaraciones que al respecto hicieron la Sociedad Argentina de Escritores y un grupo numeroso de intelectuales". Seguían luego las opiniones de, entre otros, Graham Greene (1904-1991): "'Lolita' acaba de ingresar en la honrosa nómina de libros proscriptos, en la que estuvieron incluidos 'Las flores del mal' y 'Madame Bovary'. La estupidez e irracionalidad de la moralidad pública se han dado su última 'accolade'. Para mí (si exceptúo el desenlace) es una de las novelas más extraordinarias que han aparecido después de la guerra, y en la extraña mezcla de pathos y elementos jocosos del carácter del héroe hay verdadera originalidad. Si las autoridades piden libros 'saludables', no cabe duda de que éste es uno de ellos. La sátira actúa como el alcohol sobre una herida"; de Lionel Trilling (1905-1975): "'Lolita' se ocupa del amor. Quizá me entendieran mejor si lo dijera en la siguiente forma: 'Lolita' no se ocupa del sexo, sino del amor. Casi en cada página se expresa explícitamente alguna emoción erótica o algún claro hecho erótico, y sin embargo no se trata nunca de sexo. Se trata de amor. Y esto la convierte en un fenómeno único dentro de mis experiencias con novelas contemporáneas"; de Alberto Moravia (1907-1990): "Una novela muy hermosa. Es tanto un libro para escritores como para el lector común"; y de Dominique Aury (1907-1998): "'Lolita' no es un escándalo: es una obra maestra".
Luego reproduce la declaración emitida por la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) que decía así: "Las autoridades acaban de recoger y prohibir la venta de la novela 'Lolita' de Vladimir Nabokov, publicada por la Editorial Sur, calificándola de pornográfica. La Sociedad Argentina de Escritores no puede permanecer indiferente ante un acto de esta naturaleza, por lo que significa en sí mismo y por el peligro que entraña para nuestra cultura una discriminación, por parte de funcionarios, acerca del contenido de libros que, como el que motiva esta declaración, han merecido el elogio de críticos tan indispensables como Denis de Rougemont, Graham Greene y John Hollander. La Sociedad Argentina de Escritores, consecuente con las declaraciones formuladas en el IV Congreso de Escritores, realizado en Mendoza, propicia una campaña de limpieza contra la torpeza pornográfica que ensucia los kioscos de publicaciones, pero en modo alguno puede admitir que ello sirva de pretexto para la calificación arbitraria de obras que por sus calidades artísticas, como en el caso de 'Lolita', quedan por ese solo hecho dentro de tan infamante designación. La historia de la literatura está llena de lamentables episodios que a la postre resultan inconcebibles, como el proceso contra Flaubert, gloria de la literatura francesa, por su obra maestra 'Madame Bovary', provocados por la incomprensión y el entremetimiento de personas, sin duda bien intencionadas, pero ajenas a los verdaderos intereses artísticos de la colectividad. La calificación de los libros debe estar a cargo de escritores de las más diversas tendencias confesionales para evitar una intolerable imposición de criterios personales al conjunto de lectores cultos. El criterio de que una obra peligrosa en manos juveniles debe ser, por ese solo hecho, prohibida, impediría el conocimiento de la gran literatura de todos los tiempos y todas las lenguas, pues en toda ella se exponen las lamentables flaquezas, vicios e inclusive crímenes del ser humano. La calidad literaria realiza, justamente, un fenómeno de trasmutación espiritual de tales impurezas. Aunque la conducta de los protagonistas de 'Lolita' sea tan objetable como la de la mayoría de los personajes de la práctica totalidad de las grandes novelas, no encierra ningún llamamiento a las bajas pasiones, ni estimula a una malsana imitación, características ambas de la auténtica pornografía; antes, por el contrario, las terribles consecuencias que de ella derivan pueden servir, al lector avisado, de advertencia. La Sociedad Argentina de Escritores, al reiterar su punto de vista acerca de la necesidad de una depuración de las publicaciones desembozadamente pornográficas, hace oír su voz de alarma y protesta contra la utilización de tan nobles propósitos con fines que los desnaturalizan, como es en el presente caso la prohibición de un libro de la calidad literaria de 'Lolita'".
Por último, se publicó una declaración de un grupo de intelectuales entre los que figuraban 
José Donoso (1924-1996), Alberto Girri (1919-1991), Tomás Eloy Martínez (1934-2010),   Conrado Nalé Roxlo (1898-1971), Virgilio Piñera (1912-1979) y Leopoldo Torre Nilsson 
(1924-1978) entre muchos otros. La declaración decía así: "La prohibición de la novela 'Lolita' de Vladimir Nabokov configura, a nuestro juicio, un atentado contra una de las libertades fundamentales que garantiza la Constitución Argentina. Prohibir la libre circulación y por lo tanto el libre examen de una obra de carácter literario, de un autor de prestigio mundial, por apreciaciones subjetivas de un funcionario público respecto a la presunta moralidad o inmoralidad de la citada obra, implica una grave amenaza para toda actividad espiritual, puesto que, con idéntico criterio, ciertas obras importantes de la literatura universal podrían ser puestas en cuestión y prohibidas. Los que firmamos esta declaración no compartimos un juicio unánime respecto a la citada obra. Pero entendemos que, dada su jerarquía artística, ninguna autoridad pública está realmente facultada para impedir la libre polémica por parte de los intelectuales y el libre examen por parte de los lectores respecto a dicha novela. El 'proteccionismo' y el 'paternalismo' morales han sido siempre características de los regímenes políticos despóticos que mayor inmoralidad han alentado en los pueblos que rigieron".
El 27 de diciembre de 1963 la Corte Suprema de Justicia falló en el caso "Editorial Sur". El Tribunal convalidó el decreto municipal 7718/59 que había calificado de inmoral la novela 'Lolita' de Vladimir Nabokov y prohibió su circulación y venta, entendiendo que "no parece susceptible de debate que, con fundamento en la necesidad y el deber de preservar la moral pública, asistan al Estado las facultades indispensables para impedir la circulación y venta de obras y publicaciones inmorales, porque ello es parte del poder de policía, en lo atinente a las buenas costumbres". Como era facil de suponer, cuando pocos años después fue permitida su impresión y circulación, el fallo obró como un elemento fenomenal de publicidad que fomentó la amplia difusión que tuvo la obra. Ya lo había dicho Juan Carlos Onetti (1909-1994) ni bien terminó de leerla: "'Lolita' está destinada a ser un éxito de ventas porque, entre otras cosas, no hace más que echar luz sobre algo que está subyacente en toda nuestra cultura y particularmente en la norteamericana, donde la belleza de las adolescentes y el poder de los hombres, se erigen como símbolos, de la misma dimensión que la estatua de la libertad, la bandera con estrellas o las torres gemelas".