1 de abril de 2009

Tom Waits: "Cuanto más me alejo de mi pasado, más se convierte en una imagen fuera de foco"

Tom Waits (1949) nació en Pomona, California, hijo de un profesor de español. Estudiante incorregible, abandonó la secundaria a los quince años y continuó su educación en una docena de trabajos, incluidos lavar la vajilla y cocinar en una pizzería, y ser portero de un club nocturno. Su carrera puede ser claramente dividida en dos partes bien definidas. Entre 1973 y 1980 hizo una serie de discos sobre esa parte de la ciudad marcada por las casas de empeños, los garitos, los tatuajes y los burdeles. Así aparecieron -para el sello discográfico Asylum Records- los discos "Closing time", "The heart of saturday night", "Nighthawks at the diner", "Small change", "Foreign affairs", "Blue Valentine" y "Heartattack and vine", en los que quedaba bien en claro que Waits bebía mucho y vivía mal, y estaba en riesgo de ser aniquilado por su propia creación. En 1980 se casó con Kathleen Brennan (1951), una editora de guiones que había conocido cuando trabajaba en la banda de sonido de "One from the heart" (Golpe al corazón) para Francis Ford Coppola (1939). A partir de entonces sobrevino un cambio radical. Waits despidió a su manager, cortó relaciones con su productor y dejó su compañía discográfica para firmar con Island Records. Su primer disco bajo este nuevo arreglo, "Swordfishtrombones", también fue el primero que produjo y marcó un cambio de dirección también radical: polkas, marchas funerarias, canciones marineras, suites y country blues transitan por el disco, con la particularidad de ser canciones mucho más abstractas que sus anteriores composiciones. A éste le siguieron "Rain dogs", "Franks wild years", "Big time", "Bone machine" y "The black rider", discos en los que confluyeron una gran variedad de estilos desde el blues hasta el tango y le significaron la aceptación del gran público y el éxito de ventas. Simultáneamente trabajó como actor de cine y colaboró en producciones teatrales, al tiempo que abandonó la bebida y virtualmente dejó de salir de gira. En 1992 compuso la banda de sonido del film "Night on Earth" (Una noche en la Tierra) de Jim Jarmusch (1953) y al año siguiente abandonó Island para firmar con ANTI-, una subsidiaria de Epitaph Records, en donde lanzó "Mule variations", "Blood money", "Alice", "Real gone" y el monumental disco triple "Orphans: Brawlers, Bawlers & Bastards", en el que muestra todos y cada uno de sus múltiples aspectos musicales: experimentación, baladas y blues, con un lirismo emocionante y una voz que no se parece a ninguna. "Mi carrera es como un perro -dijo una vez Tom Waits-. A veces viene cuando lo llamás. A veces se te sube al regazo. A veces se revuelca. A veces sencillamente no quiere hacer nada. En los últimos años estuvo caminando en sus piernas delanteras, haciendo morisquetas e incluso cantando afinado". Con motivo del lanzamiento de ese disco, el periodista Mick Brown charló con él en su casa de California y la entrevista fue reproducida por el diario "Página/12" en su edición del 18 de febrero de 2007.A fines del año pasado lanzó un disco triple que es el sueño de todo aficionado suyo; cada faceta de su canon envuelta en un solo paquete: el sentimental, el vanguardista, el contador de historias de bar. Algunas de las canciones ya habían aparecido en varios proyectos, algunas fueron reescritas y otras son completamente nuevas...

Kathleen y yo queríamos que el disco fuera como vaciarnos los bolsillos después de una noche de apuestas, robos y trampas.

Así como esta colección es una demostración de su rango como compositor y músico, también es un testamento de su singular talento como cantante. Nadie suena como Tom Waits, pero aquí, nadie suena como ninguno de los Tom Waits que aparecieron en diferentes formas y bajo muchos disfraces.

En el centro de este disco está mi voz. Trato lo mejor que puedo de lloriquear, zapatear, susurrar, quejarme, silbar, sentarme, prorrumpir, rabiar, lamentar y seducir. Con mi voz puedo sonar como una niña, como el hombre de la bolsa, como una cereza, un payaso, un médico, un asesino. Puedo ser tribal, irónico o transtornado. Mi voz es realmente mi instrumento.

¿Alguna vez se encuentra pensando demasiado?

No sé si pienso demasiado. Mi esposa diría que no pienso lo suficiente. Pero ella no está presente, así que puedo decir que sí pienso demasiado, y que necesito un descanso. Soy como todos. Mi vida es como la de un controlador de tránsito. Momentos de aburrimiento quebrados por momentos de terror absoluto. Algunos días estoy flotando en un manantial sobre un pétalo de lirio y al día siguiente el viento me está arrancando la piel. Y uno se las arregla.

¿Le gusta tener la edad que tiene? ¿Cincuentiséis es una buena edad para tener?

Cuando uno lo piensa, es la única edad que puedo tener. Ninguno de nosotros puede volver atrás, pero se vuelve en la mente, con la imaginación. Nadie vive de una forma lineal. Algunos días tengo nueve años; otros, noventa. Creo que lo que pasa con el pasado es que pasa de ser como una película a ser como una fotografía y de ahí a una pintura abstracta. Cuanto más me alejo de mi pasado, más se convierte en una imagen fuera de foco o un Rauschenberg. Recuerdo cuando era chico, en un auto con mis padres, y viajábamos durante mucho tiempo para visitar a mi abuela, atravesando quizá cien vías de tren. Siempre estábamos esperando que pasara el tren. Y la magia de eso para un chico, escuchar la campana y contar los vagones mientras pasan. Y después la otra cosa: sabía que nos estábamos alejando mucho del pueblo cuando olía los caballos. Cuando sentía ese olor, me pegaba a la ventanilla, esperando mi primer caballo. Cuando el aroma llegaba, para mí era como perfume, como el de una sandía, o café, o pochoclo. Era como una promesa de cosas magníficas. Esto era el sur de California, La Verne, Pomona. Veamos... Snoop Dogg vive ahí ahora. Una locura. Era todas estas plantaciones de naranjas y una sola calle, Foothill Boulevard. El pueblo no estaba tan construido como ahora, que parece la parte de atrás de una radio. Entonces las cosas eran más sencillas. Yo tenía ocho o nueve años. Era mucho tiempo para pasar sin un cigarrillo, encerrado en un auto con mi familia. No podía esperar a llegar a la casa de mis abuelos, para poder fumar. A los once ya fumaba dos atados por día.

¿Lo extraña?

¿Fumar? No. Ya solté eso, y solté la bebida. Mi esposa dice: "Bebiste suficiente".

Las esposas son mejores que uno mismo para saber qué nos hace bien.

Bueno, eso proviene del amor. "¡Quiero que te quedes conmigo, maldita sea!".

Sus padres se separaron cuando tenía once años. ¿Qué efecto tuvo en usted?

Enorme. Pero no lo entendí en ese momento. Fue una extrema pérdida de poder y totalmente impredecible. Estuve perturbado por eso un largo tiempo. Me quedé con mi madre y dos hermanas. Pero cuando lo pienso, ya entonces mi padre era un alcohólico. Se fue para sentarse a beber cualquier cosa en un bar oscuro. Era un bebedor compulsivo. Se quitó del medio, era como el diente podrido en la sonrisa, y se arrancó. En algún sentido, vengo de una familia de fugitivos. Y si siguiera los pasos de mi padre, sería un fugitivo, y también lo serían mis hijos.

¿Así que cree que hay un aspecto hereditario del que debe estar alerta?

Bueno, como en cualquier otra cosa, existe el impulso genético de seguir los pasos de tu padre, así haya sido profesor en Harvard o haya muerto en el Bowery, dejó un camino. Y cuando se llega a una encrucijada y se ve ese camino, tiene una atracción magnética. Pero él también era un buen contador de historias, así que de alguna manera lo estoy homenajeando.

¿Por qué estructuró el disco en tres álbumes?

La secuencia fue difícil porque los "tempos" eran distintos, los temas eran distintos. Al principio, para ser honesto, tratamos de ordenarlo de una manera normal: una canción arriba, después una balada... pero no tenía sentido. Entonces Kathleen dijo: "Bueno: tenemos lentas, rockeras y habladas, en general. Si sos una balada, vas a este montón". Y funcionó. Estas canciones sucedieron en el tiempo y después fueron guardadas en un cajón. Algunas fueron grabadas, pero no hicimos nada con ellas. O hicimos un disco y la canción no entró. O era una canción que se cayó tras la cocina cuando estábamos haciendo la cena. O canciones que no sabíamos si canibalizar o no, porque era buenas y las dejamos ahí. Después las perdía, quedaban en un cajón entre micrófonos y aceite para el pelo. Terminé comprándole algunas a un tipo en Rusia, por buen dinero. De alguna manera, el tipo había conseguido las cintas. ¡Un plomero! ¡En Rusia! Estuve hablándole en el medio de la noche para negociar el precio de mi propia mierda. No sé cómo las obtuvo. Es Internet. No tenía archivos de esas canciones, ni nada. El tenía buenas grabaciones; estaban perdidas y había una sola copia, y alguien la consiguió y la copió y... ¿y quién sabe? Cuando uno no es meticuloso con su trabajo -yo lo intento, pero no lo logro- tiene un montón de gente que recopila cosas y guarda rarezas. No estoy jodiendo: al ruso le compré como doce o trece canciones que terminaron en el disco.

"Down there by the train" es una canción que trata de la redención. ¿Cuál es su historia?

Hace unos años, no sé cuántos, Johnny Cash hizo una versión de ese tema, cuando estaba haciendo los primeros "American Recordings" con Rick Rubin. Alguien me preguntó si tenía canciones para Johnny Cash y yo me caí de la silla. Tenía una canción que no había grabado. Y me dije: "Esta puede funcionar. Tiene todo lo que le gusta a Johnny: trenes y muerte, John Wilkes Booth (el hombre que mató al presidente Lincoln) y la cruz".

Hace dos versiones de la misma pieza de Jack Kerouac, una llamada "Home I'll never be" y otra, "On the road".

Una es una balada, la otra es un blues. Primero hice la versión rockera con la banda Primus. Después Hal Willner me llamó para que tocara en el homenaje a Allen Ginsberg. Yo no tenía una banda. Así que me dije: "Esta es una canción que escribió Jack Kerouac", una canción "a cappella" que encontraron en una cinta. Y la canté así: "Dejé Nueva York, 1949/ para cruzar el país sin un dólar./ Montana en el frío, frío otoño/ encontré a mi padre en una casa de juegos". Kerouac la cantó solo al micrófono, está en una colección de su trabajo, y es muy hermosa, conmovedora.

Su vida doméstica feliz y estable ha incrementado su creatividad... suele ser a la inversa.

En los viejos tiempos, mi casa era la ruta, y eso me empezó a dar mucho miedo. Sentía que estaba buscando mi hogar allá afuera. Es como esperar comida o dinero de una expendedora de Coca Cola.

Hay mucho idealismo romántico alrededor de ese tipo de vida, aunque la experiencia prueba que es sólo... idealismo romántico. La vida de Charles Bukowski parece ejemplificar eso.

Bueno, nadie sabe de verdad cómo era la vida de Bukowski. Sabemos lo que hemos leído, y lo que sacamos de su trabajo y lo que imaginamos. Yo vi a Bukowski un par de veces, pero fue como cuando conocí a Keith Richards: uno trata de estar a la altura de ellos con la bebida. Pero uno es un novicio, un niño. Me encontré bebiendo con piratas rugientes. Ambos están hechos de un material diferente, como trabajadores portuarios. Pero, esencialmente, lo que hay es escenario y detrás del escenario, cuando uno es un artista, ustedes saben lo que nosotros les permitimos saber.