5 de abril de 2008

Jimi Hendrix. Una historia negra como la sombra de un cuervo

El sello Reprise Records de la Warner Music Group se apresuró a editar cua­tro álbumes de Jimi Hendrix después de su muerte acaecida el 18 de septiembre de 1970: "The cry of love" en marzo de 1971, "Rainbow bridge" en octubre de 1971, "Hendrix in the west" en febrero en 1972 y "War heroes" en diciembre de 1972. En 1975 se vendieron discos por valor de 150.000 dólares, una cantidad miserable tratándose de un artista de su calibre.
Excepto "The cry of love" que estaba casi terminado cuando Hendrix murió, todos los demás álbumes que aparecieron después fueron, obviamente, recopila­ciones con las que los sellos discográficos intentaron capitalizarse a través del nombre de Hendrix. Esos discos no fueron supervisados por un extra­ño, sino por Michael Jeffery, el manager personal de Hendrix, que demostró muy claramente qué poco interés y respeto sentía por el guitarrista.
Jeffery murió en un accidente de avión dos años después que Hendrix (en marzo de 1972) y en seguida la Warner editó otro ál­bum ("Soundtrack recordings"), que aparentemente cerraba el libro de la historia de Hendrix. Pero todavía hubo otra vuelta de tuerca: un ejecutivo de la discográfica descubrió que el veterano productor de jazz Alan Douglas ha­bía estado involucrado en algunas sesiones de grabación de Hendrix hacia el final de su vida. Rápidamente Douglas fue contratado por la War­ner a principios de 1974 para que produjera el material que le pare­ciera más o menos bueno.
Douglas conoció a Hendrix en 1969 en los estudios de grabación Record Plant de New York cuando llevó a un guitarrista por entonces relativamente desconocido que trabajaba como acompañante en la Miles Davis Band, John McLaughlin, para producir su primer álbum como figura principal ("Devotion") en su propio sello, Douglas Records. Según contó Douglas, Hen­drix quería inclinarse más hacia el lado del jazz, pero se vio frustrado por Jeffery. Douglas sostuvo que Hendrix se acercó a él porque ad­miraba a McLaughlin y quería to­car con él.
Pero McLaughlin contó una ver­sión un poco cambiada: "Conocí a Buddy Miles en 1969; él fue a Vanguard cuando yo estaba tocan­do con Tony Williams, y ambos se hicieron muy amigos. Un día vinieron los dos juntos y me dije­ron que esa noche tocaban con Ji­mi, y me invitaron a acompañarlos. Así que fuimos a Record Plant. Empecé a tocar sin parar, y segui­mos hasta las nueve de la mañana; Jimi estaba ahí y grabamos algu­nas cosas; mucha gente ha estado buscando esa cinta pero nadie la ha encontrado. En bajo estaba Dave Holland, en batería Buddy Miles, Jimi y yo en guitarras, Duane no-sé-qué en órgano; también había otro guitarrista, Jim McCarty. Fue muy lindo, como una fiesta".
"En 1969 Hendrix dejó la música psicodélica por el rhythm and blues -relató Douglas-; antes de eso, Jimi lle­naba todos los resquicios con efec­tos electrónicos, pero hacia el fi­nal estaba en busca de un sonido mucho más seco. Era un explora­dor, pero no tenía nadie que lo acompañara en sus exploraciones. Ese era el problema. Toda la es­tructura a su alrededor estaba de­teriorándose. Jimi se sentía frus­trado y se escapaba de eso pa­sando todo el tiempo que podía en el estudio. En la última semana to­mó la firme decisión de deshacer­se de Jeffery a cualquier precio y hacer lo que él quería".
En realidad, alrededor de la muerte de Jimi Hendrix hay mu­chas más cosas de las que cualquiera que haya estado cerca de él quisiera hacer saber. Hendrix fue víctima de muchas circunstancias y más de una vez se ha sugerido que los problemas financieros y le­gales tuvieron tanto que ver con su muerte como las nueve píldoras pa­ra dormir que tomó y el subsiguien­te mal tratamiento que sufrió en manos de los enfermeros de la am­bulancia que lo llevaron sin sostenerle la cabeza. El médico decla­ró que Hendrix murió sofocado -ahogado en sus propios vómi­tos- de manera accidental, pero cuanto más observa el contex­to de su muerte, más difícil es creer el veredicto.
Es casi necesario volver hacia atrás para entender lo que pasó. Hendrix llegó a New York en 1964, buscando un espacio en el cual pudiera introducirse en el estilo musical que buscaba des­de hacía varios años. Después de tocar en bandas de acompañamiento junto a Little Richard, Ike & Tina Turner y The Isley Brothers, decidió probar suerte por su cuenta. Tuvo que empeñar su gui­tarra para poder comer. Curtis Knight (1945-1999), que era su amigo en esa época, contó que le dio a Hendrix una de sus dos guitarras ni bien lo es­cuchó tocar y le pidió que se unie­ra a su grupo.
Knight había firmado un contrato con el productor Ed Chalpin, y rápidamente arregló las cosas pa­ra que Jimi firmara también con él. Tocaron juntos en varios clubes y también grabaron y compusieron al­gunas cosas. Knight también contó cómo el grupo The Animals empezó a demostrar interés por Jimi cuando ambos tocaban en el Ondine en 1966.
Chas Chandler (1938-1996), en ese tiempo bajista de The Animals, contó al respecto: "Me puse en contacto con Jimi a través de Linda Keith, que era la novia de Keith Richards; ella sabía que yo iba a meterme en producción y me dijo que en el Village había un tipo genial. Fuimos a verlo. Estuvimos hablando antes de que él empezara su acto, y aun sin escucharlo tocar, quise llevármelo en seguida a In­glaterra".
Chandler vio en Hendrix su pa­saporte al éxito y no le costó mu­cho convencerlo de que lo que tenía que hacer era irse a Inglaterra con él. Esa era su opor­tunidad para progresar y Hendrix la tomó. Pero Chandler tenía un problema: el dinero, y la única persona que podía dárselo era Michael Jeffery, que ya había sido manager de The Animals (a quienes terminaría estafando).
Chandler se llevó a Hendrix a Londres en septiembre de 1966. Los primeros meses fueron muy difíci­les, pero Chandler fue vendiendo sus guitarras una por una para fi­nanciar a la banda Experience hasta que pu­dieran valerse por sí mismos. Mientras tanto, Jeffery desapare­ció.
Curtis Knight recordó que cuan­do volvió a ver a Hendrix, inmediata­mente sintió que las cosas no an­daban bien. Después de apreciar la atmósfera de lujo y prosperidad que reinaba en la habitación de hotel donde se estaba hospedando, Knight se sorprendió cuando notó que Hendrix no tenía nada de dinero. Contó: "Jimi me pidió que esperara un momento, y fue a pe­dirle un poco de dinero a Jeffery (que había vuelto cuando empezó a oler que el negocio podía dejarle una buena ganancia). Jeffery le di­jo que no tenía y que iban a ha­blar del tema más tarde. Me di cuenta de que Jimi estaba confuso y enojado al mismo tiempo. Le pre­gunté qué clase de arreglo finan­ciero tenía con esas personas que se suponía le cuidaban los intere­ses. 'Bueno -me dijo-, ellos re­ciben el dinero y lo cuidan por mi, y cuando yo necesito un poco, les pido'. No parecía una idea muy buena en el contexto de lo que había sucedido. Le pregunté si él sabía lo que los otros hacían con el dinero, y me contestó que lo ponían en un banco a nombre de él. Pero no tenía la menor idea de cuál era ese banco, ni de cuánto dinero se suponía que tenía allí".
El medio a través del cual sus representantes le robaban a Hen­drix sus ganancias por derechos de autor era una compañía evasora de impuestos llamada Yameta, for­mada originalmente por Jeffery pa­ra The Animals, pero que después pasó a controlar también los bene­ficios de las grabaciones de Expe­rience. Hendrix se dio cuenta casi inmediatamente de que algo raro había en Yameta y, junto con los miembros de su banda -el bajista Noel Redding (1945-2003) y el baterista Mitch Mitchell (1947-2008)-, mandó una carta a la Warner en agosto de 1968, en la que decía que no debía pa­garse ninguna suma a Yameta Company Limited ni a ninguno de sus representantes. Nadie le hizo caso, y posteriormente se descu­brió que las oficinas de Yameta, que supuestamente se encontraban en las Bahamas, en realidad no existían, y que jamás habían exis­tido. Algunos periodistas han sugerido que Yameta era un centro encubierto de operaciones de la Mafia, pero nunca se consiguieron pruebas.
La atmósfera alrededor de Expe­rience estaba totalmente deteriora­da. Chandler recordó tiempo después: "Jimi atra­vesaba un período negro; no escu­chaba a nadie y no hablaba con nadie, porque no encontraba la forma de decir nada. Se estaba apartando sin razón aparente. Ya no me quería al lado suyo, no me necesitaba, así que me separé y me volví a Inglaterra". Eso fue a fines de 1968, y Hendrix se quedó con Jeffery, quien pasó a controlar todo el dinero de su "estrella exclusiva". Era muy evidente que Hendrix dedicaba to­da su atención a la música, y que se preocupaba muy poco por resolver sus asuntos financieros, por lo que le dio al manager un verdadero che­que en blanco.
Para 1969, había grabado dos ál­bumes excelentes ("Are you experienced" y "Axis: Bold as love") y le faltaba poco para terminar otro ("Electric ladyland"), pero su insatisfacción con el camino que estaba tomando Experience (la mayoría de las veces regrababa las líneas de bajo de Redding por­que le parecía que no iban bien con el resto) lo llevó a deshacer el grupo. Hendrix pasó casi todo ese año recluido, intentando llevar a cabo sus planes de crear una banda nueva. Sin embargo, todo lo que pudo materializar fue el ál­bum en vivo "Band of gypsies" (grabado en el Fillmore East para Año Nuevo), un disco que a pe­sar de que él no quería que se editara, salió a la venta de todos modos, a causa de la obliga­ción contractual que tenía con Ed Chalpin, quien había arreglado con Capitol Records para sacarlo a la venta lo antes posible.
El siguiente disco, "Band of gypsies", con Buddy Miles (1947-2008) en batería y Billy Cox (1941) en bajo fue un paso hacia adelante, pero no en la dirección que Hendrix quería ir. Empezó a gastar el dinero sin sentido, probablemente porque sabía que lo que él no gastara se lo iban a robar de un modo u otro. Hendrix le declaró a un periodista en marzo de 1969: "El problema de este negocio es que los productores ven en vos una veta de oro y te convierten en un esclavo ante el público. Te exprimen hasta que te ven exhausto, hasta que no das más, y entonces dirigen su atención hacia otras cosas. Es por eso que muchos grupos se separan, porque los gastan. Llega un momento en que los músicos quieren dejar todo, porque de otra manera se hunden, se los traga to­da esa basura".
Las drogas fueron otro factor que no ayudó a Hendrix a salir de pozo en que se hallaba; la gente que estaba cerca de él decía que tomaba ácido como para convertir­se fácilmente en un paranoico. La culminación del asunto drogas tuvo lu­gar en mayo de 1969, cuando lo detuvieron en el Aeropuerto Internacional de Toronto por posesión de heroína. Hendrix insistió en que no sabía nada sobre la existencia de esa heroína, que había llegado ahí sin que él se enterara. Un mú­sico de New York que estaba con él en esa época y que pidió que no se lo nombrara, recordó ante la prensa que Jimi tenía miedo de que Jeffery hu­biera arreglado el arresto para mantenerlo dependiente de él en un momento en el que estaba tratando de librarse de semejante manager.
Knight contó que Hendrix pensaba que Jeffery era también el res­ponsable del secuestro que sufrió, como otra for­ma de intimidación. Jimi le contó: "Yo quería hacer un álbum doble, pero mi manager en seguida me co­municó que la demanda del público no daba para tal cosa, y que su intención era editar un simple. Antes de que me diera cuenta de lo que había sucedido, me encon­tré secuestrado por unos tipos que me taparon la boca y me ti­raron con brutalidad en la parte de atrás de un auto. No podía en­tender qué diablos estaba pasando mientras yacía ahí, transpirando, con la rodilla de alguien clavada en mi espalda. Me llevaron a un edificio desierto y me hicieron creer que realmente querían hacer­me daño, aunque en ningún mo­mento me aclararon por qué me habían raptado. Todo parecía muy misterioso, porque después de un rato me di cuenta de que si en realidad hubieran querido herirme ya habían tenido bastante tiempo para hacerlo. Y la cosa fue todavía más misteriosa y sospechosa cuan­do fui rescatado por tres personas que dijeron que las había enviado mi manager. Fue como una aven­tura de un libro de cuentos bara­tos".
Muchos amigos de Hendrix han declarado que estaba muy confuso y desalentado antes de su muer­te. Noel Redding expuso una opi­nión muy interesante: "No estoy muy seguro sobre la muerte de Ji­mi. Creo que la noche anterior ha­bía tomado ácido, pero no podría asegurar si su muerte fue acciden­te, suicidio o asesinato". Eric Burdon (1941), el cantante de The Animals declaró: "Sé que estaba mal desde hacía un año. Estaba tan me­tido dentro de un pozo que la úni­ca solución útil para él era dejar de hacer música por un tiempo y aclarar las cosas. Pero él sabía, sentía que sin la música iba a destruirse de todos modos. Se daba cuenta de que lo único que real­mente le importaba era la música, seguir tocando, y uno de los moti­vos que lo llevaron a la muerte fue que su capacidad creadora había mermado considerablemente".
Otra de las razones, quizás, fue que Jeffery lo estaba presionando demasiado; hacía un año y medio que Jimi no editaba un álbum, y Jeffery estaba bastante desesperado para que produjera nuevo material, a pesar de que el músico no quería edi­tar nada en ese momento. Además, Hendrix terminó de desmoralizarse cuando descubrió -en parte- las estafas de sus "protectores". Knight recordó haberlo escuchado decir una vez: "Sé que últimamente es­toy gastando demasiado, pero tam­bién sé que he ganado mucho más, y que nunca he visto ni la décima parte. Me destrozó saber cuál es mi situación financiera. Confié mu­cho en la gente que yo pensaba manejaba mis asuntos, creí en ellos. Pero me explotaron, ésa es la verdad. Voy a ponerme en con­tacto con mi abogado y voy a tra­tar de solucionar todo esto. Estoy harto".
Hendrix pasó los últimos días de su vida con la mujer en cuya suite del hotel Samarkand de Londres murió, la artista alemana Monika Danneman (1946-1996), que afirmaba que ella y Ji­mi eran amantes predestinados. Jeanetta Jacobs, una amiga de Ji­mi que se mantenía bastante en contacto con él, dijo: "Antes de que él muriera, Monika me confe­só que estaba muy enamorada de Jimi, que él le había dado un ani­llo y que iban a casarse pronto. Mónica me contaba, también, que Jimi se consideraba a veces una re­encarnación de Cristo, y que le mostraba las marcas de los estig­mas en las manos y los pies. Pre­decía su propia muerte como ine­vitable y necesaria; es probable que, como dijo Burdon, su última canción haya sido realmente una nota sobre su suicidio”.
Monika Danneman contó los detalles de la muerte de Jimi: "Le hice la comida y tomamos una botella de vino blanco. Tomó más que yo, pero no era un tipo alcohólico. Había atmósfera de alegría. No había peleas, estábamos escuchando música y charlando. Alrededor de las dos de la mañana me dijo que tenía que visitar a algunas personas en Devon. Lo dejé en la casa de ellos y lo busqué a las tres”.
En el camino de vuelta, ella le pro­metió que sus espíritus siempre iban a estar juntos. Estuvieron le­vantados toda la noche, hasta que a las seis de la mañana Hendrix se quejó de que algo andaba mal. No se sentía bien, no podía dor­mir, así que se llenó la boca de pastillas para dormir y habló has­ta que Monika se quedó dormida.
La Danneman dijo después: “Me desperté a las diez y veinte más o menos. No podía seguir durmiendo, quería comprar cigarrillos pero como a Jimi no le gustaba que saliera sin avisar, miré si estaba despierto, entonces descubrí que algo andaba mal con él. Traté de despertarlo, pero no pude”. Hendrix tenía el cuerpo frío. Ella llamó a Eric Burdon, quien le dijo que llamara a una ambulancia. Cuando llegaron al hospital ya estaba muerto.
Tres días más tarde, Burdon apa­reció en un programa de la BBC afirmando que Hendrix se había matado; dijo que había dejado una nota, pero que no podía mostrársela a nadie. Buddy Miles sugirió hacer un gran festival benéfico en el Madison Square Garden, cuya atrac­ción principal sería el cuerpo de Jimi, expuesto ante sus admirado­res.
Surgieron muchas preguntas sobre lo que pasó con Jimi Hendrix, pero nadie quizo contes­tarlas. Una de las pocas personas que aceptó hablar fue Steve Weiss, el abogado de Hendrix y de Jeffery. Dijo que no había ningún problema entre los dos: "Ji­mi nunca consideró seriamente el hecho de que alguien lo maneja­ra, así que jamás me enteré de que no se llevaran bien, o que estuvieran desconformes uno con el otro. De los demás, conozco bien a Chas Chandler, y es una persona honorable y experimentada; a Alan Douglas no lo conocí, pero supongo que es un tipo de talento. Insisto en que no podía haber grandes diferencias entre Jimi y Jeffery, ya que ambos eran buenos socios en el estudio. El principal atributo de Hendrix era su enorme talento, pero siempre hay que darle libertad al manager para que maneje ese talento de la manera más productiva. Creo que Jeffery era un manager excelente; los resultados hablan por sí solos".
"Con respecto a Yameta –siguió el abogado-, no puedo decir nada, porque todo ese asunto sucedió antes de que empezara a intervenir. Y con respecto a la muerte de Jimi, no tengo motivos para no creer en el veredicto del médico. La gente no tendría que especular, sobre todo cuando hay pruebas tan evidentes. No me parece que se haya suicidado. Tenía un enorme talento, tal vez mal usado. Creo, sinceramente, que Jimi era un ser maravilloso".
Hendrix grabó una cantidad impresionante de material durante el curso de su vida. Mucho de ésto (fundamentalmente los conciertos en vivo) se fueron publicando póstumamente; varios de los conciertos en vivo eran excelentes, pero las cintas de estudio fueron el foco de una gran controversia por muchos años. En algunas de ellas se aprovecharon tomas en las que Jimi tocaba solo y se añadieron acompañamientos posteriores con músicos actuales. Para ello hubo casi que componer las canciones, ya que lo rescatado se limitaba a solos experimentales del guitarrista. En otros se realizaron diferentes mezclas y se aprovechó material de directo vendiéndolo en dos versiones: una con el sonido del público y otra con éste eliminado para dar sensación de haberse grabado en estudio. La cuestión es que hacia 1990 había, al menos, cuarenta sellos diferentes a lo largo del mundo que editaban material en el que se aseguraba que tocaba Jimi Hendrix. Después de un conflicto legal muy largo, los derechos de autor y todas sus grabaciones, pasaron a manos de su padre Al Hendrix, en julio de 1995. Este contrató al historiador de la obra del guitarrista John McDermott y al ingeniero original de Jimi, Eddie Kramer, para supervisar el proceso de remasterización de las cintas originales. Así comenzaron a aparecer nuevas recopilaciones "oficiales" con el resultado esperado: el negocio funcionó a las mil maravillas.
Cuando en 2002 falleció el padre de Jimi, la herencia pasó a ser disputada por su medio hermana y su hermano menor. Lo que está en juego es una fortuna estimada en 80 millones de dólares, con un potencial anual de ganancias de varios millones de dólares.
Un cuervo negro sobrevuela la tumba de Jimi Hendrix en Seattle, su ciudad natal.