12 de noviembre de 2007

Raymond Chandler, un maestro

A lo largo de toda su vida, Raymond Thornton Chandler publicó veintitrés cuentos. A pesar de lo limitado de esta producción, sólo quince de ellos son habitualmente conocidos por el público lector: "Blackmailers don't shoot" (1933), "Smart aleck kill" (1934), "Finger man" (1934), "Nevada gas" (1935), "Spanish blood" (1935), "Guns at Cyrano's" (1936), "Goldfish" (1936), "Pickup on Noon Street" (1936), "The king in yellow" (1938), "Red wind" (1938), "Pearls are a nuisance" (1939), "Trouble is my business" (1939), "I'll be waiting" (1939), "The bronze door" (1939) y "Professor Bingo's snuff" (1951). Durante un cuarto de siglo, los ocho restantes permanecieron sepultados en las oscuras páginas de algunas viejas revistas, hasta que fueron publicados póstumamente.
Para aquel que llegó a ser, junto con Dashiell Hammett (1894-1961), uno de los maestros de la narrativa policial "negra", resulta extraño el hecho de que publicara su primer cuento a los cuarenta y cinco años de edad. Cuando en diciembre de 1933 apareció "Blackmailers don't shoot", Chandler no era más que uno de tantos buenos escritores de la vieja escuela de la revista "Black Mask". Pero al morir, en 1959, su obra ya había sido traducida y publicada en dieciocho países y sus libros eran buscados por todos aquellos que aprecian el arte de escribir ficciones policiales.
Nacido en Chicago el 22 de julio de 1888, Raymond Chandler via­jó a Inglaterra en compañía de su madre, siendo toda­vía un niño. Allí creció y se educó en el Dulwich College, destacándose en el estudio de los clásicos. Cuando llegó a la mayoría de edad, regresó a los Estados Unidos, para pasar luego a Canadá, donde se uniría al regimiento de infantería de la armada británica, los "Gordon Highlanders". Una vez prestados sus servicios en Inglaterra y Francia en los años 1917 y 1918, regresó a Norteamérica, en donde se dedicó a los negocios. En los primeros años de la década del 30 llegó a ser eje­cutivo de cinco compañías petroleras y de no haber sido por la depresión originada por la caída bursátil del año 1929, habría terminado sus días siendo un desconocido cronista de los vaivenes del mundo del petróleo. Cuando la depresión acabó con sus negocios, Chandler se convirtió rápidamente en un escritor de ficción para "Black Mask" y en 1950 reunió sus cuentos y los publicó bajo el título de "The simple art of murder".
Cuando en 1939 publicó su primera novela "The big sleep", Chandler hizo lo que tantos escritores han hecho: volvió a usar parte de su viejo material. Pero a diferencia de éstos, el utilizar parte del mate­rial publicado le molestaba enormemente. Cuando una historia era utilizada más tarde en una novela, se convertía, según él, en algo (para usar su expresión) "canibalizado". La única manera posible de justificar este método era sepultando las historias precedentes. Dejar que permanecieran olvidadas en las oscuras páginas de viejas revistas. Así, varias de sus historias jamás se volvieron a publicar en vida del autor.


Sólo un escritor experto como Chandler pudo convertir esos ocho cuentos de origen distin­to en tres novelas excelentes. Una buena parte de su primera novela "The big sleep" (1939) fue escrita basándose en "Killer in the rain" ("Black Mask", enero 1935) y "The curtain" ("Black Mask", setiembre 1936). Su segunda no­vela "Farewell my lovely" (1940) se inspiró en "The man who liked dogs" ("Black Mask", marzo 1936), "Try the girl" ("Black Mask", enero 1937) y "Mandarin's jade" ("Dime Detective Magazine", noviembre 1937). En su cuarta novela, "The lady in the lake" (1943), Chandler utilizó material de "Bay City blues" ("Di­me Detective Magazine", junio 1938), "The lady in the lake" ("Dime Detective Magazine", enero 1939) y "No crime in the mountains" ("Detective Story Magazine", setiembre 1941).
El transformar cuentos en novelas es una muestra del talento de Chandler, ya que implica combinar y enrique­cer los argumentos, mantener una coherencia temática, suprimir escenas, adaptar, fusionar y añadir nuevos personajes para entretejerlos en una sola trama. A veces repetía párrafos íntegros cam­biando alguna palabra aquí o allá, para mejorar la sin­taxis y la entonación de la frase, aunque más frecuentemente alargaba las escenas al pasarlas a la novela. Para transformar cuentos en novelas, Chandler ne­cesitaba también un número mayor de personajes. Así, adaptó, fusionó y agregó nuevos caracteres a los personajes de sus cuentos al llevarlos a las novelas, en lo que se constituyó en un verdadero desafío al ingenio del autor. De este modo fue la crea­ción de su héroe, Philip Marlowe. El principal personaje de todas sus novelas hizo su aparición en "The big sleep" (1939), pero ya había sido gestado en "Blackmailers don't shoot" (1933).
La evolución del perso­naje es un aspecto de gran interés en la obra del escritor. Cuando Chandler publicó "Killer in the rain", su cuarto cuento (1935), se hallaba experimentando con un personaje principal, un narrador anónimo que rela­taba la historia en primera persona. En las historias siguientes, el detective aparece con el nombre de Carmady y más tarde como John Dalmas. Hacia 1941 como John Evans en "No crime in the mountains", pero a esta altura ya se había convertido en Philip Marlowe, el héroe de sus primeras novelas.


En las historias de Chandler es evidente que el protagonista está más preocupado por ayudar a la gente que por hacer dinero. Protege a los desamparados aunque no le paguen. En "Try the girl", Carmady se encarga de una enrarecida situación social haciéndole notar previamente a la policía que él, un hombre independiente, tiene que hacer un trabajo del que la policía no se quiere encargar. John Dalmas, en "Mandarin's jade" tiene un apasionado sentido ético. No acepta dinero hasta probar que se lo ha ga­nado. Y en "Bay City blues", el héroe muestra un valor digno de los hombres de la frontera y del lejano Oeste. En todas las historias, el protagonista es un hom­bre preparado para la aventura, un caballero an­dante, cuya misión es proteger a los débiles y asegurar el triunfo de la justicia.
Fue en estas historias donde Chandler desarrolló la personalidad de su héroe-detective. Aquel sobre el cual tanto escribió en su ensayo "The simple art of murder" (1950): "El es el héroe, él es todo. Debe ser un hombre completo, un hombre común y a la vez uno de aque­llos que son difíciles de encontrar; debe ser el mejor hombre del mundo y tan bueno como para cualquier mundo". Es en este sentido en el que la misión del héroe se convierte en el tema central de todas estas histo­rias. Chandler escribió una vez: "El fundamento de toda historia de detec­tives es y ha sido siempre el hecho de que el crimen será derrotado y la justicia triunfará". La diferencia temática entre lo que Chandler lla­maba "las típicas novelas de detectives" y las suyas propias es el hecho de que sus héroes están más preo­cupados por corregir los errores de la sociedad que por resolver los crímenes. Por supuesto que hay asesi­natos en estas historias, pero el detective arriesga su vida y su reputación para corregir todas las injusticias sociales, proteger a los débiles, sentar normas éticas, calmar el dolor o salvar lo que queda de algunos débiles seres humanos. El hecho de que el asesino sea apresado y castigado no es tan importante como su idea central. En este sentido, al mantener siempre presente este enfoque, Chandler fue más allá de lo que habitualmente se espera de las novelas policíacas. Al dar más im­portancia a la miseria humana que a los asesinatos, trató uno de los temas más importantes de lo que normalmente se da en llamar literatura "seria", retratando las ambiciones de la sociedad capitalista, donde el dinero y la búsqueda del poder son los motores verdaderos de las relaciones humanas, con sus consecuentes secuelas de crímenes, marginación e injusticia.


Sus otras cinco novelas, ya con Philip Marlowe definitivamente delineado e instalado son "The high window" (1942), "The little sister" (1949), "The long goodbye" (1954), "Playback" (1958) y la inconclusa al momento de su muerte "Poodle springs" (1959) que fuera completada por Robert B. Parker (1932-2010) y publicada en 1989.
También incursionó en Hollywood escribiendo guiones para las películas "Double indemnity" (1944) de Billy Wilder (1906-2002), sobre la novela original de James M. Cain  (1892-1977); "The blue dahlia" (1946) de George Marshall (1891-1975), sobre una idea propia y "Strangers on a train" (1951) de Alfred Hitchcock (1899-1980), sobre la novela original de Patricia Highsmith (1921-1995).
Aquel joven reportero del "London Daily Express" y la "Bristol Western Gazette" entre 1908 y 1912, al morir su madre en 1924 se casó con Pearl Cecily Bowen (Cissy), casi dieciocho años mayor que él, con quien compartió tres décadas de su vida, hasta la muerte de ella en 1954. Cissy y sus gatos -nunca tuvo hijos- fueron su compañía cotidiana, y en 1933, a los 
cuarenticinco años, con su ayuda, pudo dedicarse enteramente a la escritura. Después de la muerte de ella, Chandler entró en un estado depresivo que incrementó, si cabe, su vocación etílica (fue un gran bebedor durante toda su vida) e incluso provocó dos frustrados intentos de suicidio. El 26 de marzo de 1959, a los setenta años, falleció en La Jolla, California.
Dijo de sí mismo: "Paso por ser un escritor insensible, pero eso no tiene sentido. Es simplemente una manera de proyectar. Personalmente soy sensible y hasta tímido. A veces soy cáustico y belicoso en extremo; otras absolutamente sentimental. No soy un ser sociable porque me aburro con mucha facilidad, y el término medio nunca me satisface, ni en la gente ni en ninguna otra cosa". Sus historias transcurrieron principalmente en la ciudad de Los Angeles que unas veces era "un enorme y soleado lugar, con casas horribles, pero pacífico y de buen corazón" y otras "una ciudad hirviente, sin más personalidad que un vaso de pa­pel". Una ciudad llena de vida que se extendía por el sur de California. La ciudad que Raymond Chandler conoció mejor que nadie.